22/4/16

DÍA DEL LIBRO

Para reflexionar sobre la lectura, el acto mismo, lo que significa tener un libro entre nuestras manos, os proponemos un texto, que lejos de ser un maniefiesto, transmite el sentir de un autor que no nos es desconocido, Eliacer Cansino. Os deseamos que mañana podáis celebrar el Día de Libro como se merece, leyendo.




MIRA QUIÉN LEE
Me gusta hablar de los libros, de su segura compañía.
Nadie se asuste: pero al tomar un libro nos llevamos el silencio que él contiene. Podemos cuidar sus cubiertas, sus hojas, pero, si no cuidamos su silencio, apenas podrá decir su mensaje.
Entre sus líneas está el silencio que hace nacer la palabra, que permite que la palabra sea.
Si entras en las páginas de un libro, cualquier cosa puede suceder.
En ocasiones,  la página prefiere traerte un canto y prendidas a su ritmo las voces del amor, de la amistad, el fuego de la queja humana que no cesa, el ruido implacable de la noria del tiempo que te hace ver que todo pasa y…
Conversas con los hombres de otro tiempo. Charlas con los príncipes, escuchas a los mendigos, al burgués acomodado, al revolucionario, a la víctima y al verdugo. Dialogas con los sabios, los artistas, los viajeros… Los libros nunca vetan a su interlocutor, no saben de clases sociales, de prejuicios de excepciones. El libro no ejerce derecho alguno de admisión, se entrega sin pedir carné de identidad, te abre sus puertas… Solo depende ti que logres su secreto.
A veces, entre líneas, también te encuentras a ti mismo, te reconoces, te saludas, te confirmas o corriges, te conformas, te alientas o, simplemente, decides al verte comenzar de nuevo, emprender otro camino.
El libro se te ofrece, pero no te retiene. Su compañía siempre es prudente. Cuando tú lo quieras puedes dejarlo. El gesto es sencillo: levantas la vista y miras al infinito. Y aunque el infinito quisiera retenerte, regresas y recobras lo que estaba a tu lado: el árbol del jardín, la mesa con sus utensilios, el pan, el vino, los rostros que siempre te acompañan, tu familia, tus amigos…
Cierras el libro y abandonas el silencio. Pero el silencio de la lectura ya no te abandona, va contigo, te habita. Ahora estás en tu centro y la vida posee un pálpito distinto.

Eliacer Cansino

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